Quiero compartirles que algo que he venido notando en este camino de autoformación como coach. En mi constante aprender, revisar y volver a mirarme, descubrí que también existe una “baja tolerancia” a reconocer y disfrutar de nuestras propias metas y objetivos cumplidos.
El estar controlando todas las áreas de nuestra vida y estar enfocados en lograr una serie de objetivos consecutivos, muchas veces nos hace olvidar de los resultados que vamos obteniendo. Esto nos resta disfrutar el proceso y sentirnos gratificados con los logros que vamos obteniendo en el camino.
Debemos de confiar que el universo tiene un plan y tiempo perfecto para nosotros, siempre tendrá las respuestas exactas a tus dudas, aunque al principio no seas consciente de ello. Para la consecución de tus objetivos aprende a confiar, aunque a veces las cosas que te suceden no estén “alineadas” a lo que crees necesitar. Dejemos los parámetros de lado.
Cuando nos rendimos al poder del universo, este siempre nos dará lo necesario, tal como lo tenemos en nuestra mente. Disfrutar del proceso es lo que muchas veces he confiado a varios emprendedores: que sean felices con cada pequeño gran paso que les permitió “no estar donde estaban antes”. Eso es meritorio y muy significativo.
Seamos amables con nuestras metas, pero sobre todo seamos amables con nosotros mismos. Aprendamos a silenciar ruidos externos y a escuchar más allá las situaciones que nos parecen adversas, hagámoslo desde nuestra pasión, desde nuestro corazón.
Dejar de controlar y abrir mi Fe al universo
Quiero compartirles que algo que he venido notando en este camino de autoformación como coach. En mi constante aprender, revisar y volver a mirarme, descubrí que también existe una “baja tolerancia” a reconocer y disfrutar de nuestras propias metas y objetivos cumplidos.
El estar controlando todas las áreas de nuestra vida y estar enfocados en lograr una serie de objetivos consecutivos, muchas veces nos hace olvidar de los resultados que vamos obteniendo. Esto nos resta disfrutar el proceso y sentirnos gratificados con los logros que vamos obteniendo en el camino.
Debemos de confiar que el universo tiene un plan y tiempo perfecto para nosotros, siempre tendrá las respuestas exactas a tus dudas, aunque al principio no seas consciente de ello. Para la consecución de tus objetivos aprende a confiar, aunque a veces las cosas que te suceden no estén “alineadas” a lo que crees necesitar. Dejemos los parámetros de lado.
Cuando nos rendimos al poder del universo, este siempre nos dará lo necesario, tal como lo tenemos en nuestra mente. Disfrutar del proceso es lo que muchas veces he confiado a varios emprendedores: que sean felices con cada pequeño gran paso que les permitió “no estar donde estaban antes”. Eso es meritorio y muy significativo.
Seamos amables con nuestras metas, pero sobre todo seamos amables con nosotros mismos. Aprendamos a silenciar ruidos externos y a escuchar más allá las situaciones que nos parecen adversas, hagámoslo desde nuestra pasión, desde nuestro corazón.