Liderar en tiempos de crisis
Por lo general, nadie está preparado para los giros repentinos que nos da la vida, y la pandemia del Covid-19 no ha sido la excepción. Los que trabajamos de manera independiente, los que forman parte de una empresa o aquellos que lideran organizaciones, no estaban preparados para este tipo de cambio en nuestra rutina que, además, se ve golpeada por una crisis “sin precedentes”, no obstante, y como en toda crisis, la manera en cómo se gestione definirá el futuro de nuestro entorno.
Henry Kissinger, uno de los políticos norteamericanos más influyentes en la década de los 70, tenía una frase que quedó para la historia: “Mi agenda está llena para que haya una crisis la próxima semana”, y es que cuando aparece una crisis debemos dejar todo en stand by, descargar la agenda y priorizar las acciones que nos ayudarán a sobrellevarla. Tenemos dos caminos: adaptarnos o simplemente derrumbarnos.
Al adaptarnos, aceptamos y accionamos, hacemos uso de nuestras mejores fortalezas, no para frenarlas sino gestionarlas, es aquí donde el papel del líder es crucial e importante. Y cuando hablamos de liderazgo, nos referimos a todos los tipos de liderazgo que ejercemos en nuestro día a día, desde quienes ocupan un cargo en una empresa, los que manejan equipos de personas, hasta quienes tienen la responsabilidad de conducir una familia.
Recuerden que los momentos de crisis son situaciones que expresan exponencialmente nuestras habilidades de liderazgo, por ello también debemos de verlo también con ojos de oportunidad.
Les comparto 3 pasos importantes que todo líder debe de considerar en tiempos de crisis:
- Sintonizar con la crisis
Hay que preguntarnos: ¿desde dónde estoy mirando la crisis?, ¿cómo estoy hablando de ella?, es muy importante darle –y evaluar si le estoy dando- un enfoque realista, o me estoy dejando llevar por lo que “se dice” alrededor.
Debemos aceptar que una crisis siempre trae pérdidas, sea en tiempo, proyectos no concretados, repunte de empresas, y en esfuerzo invertido por muchos años, algo muy preciado por todas las personas.
En medio de este escenario, ‘Sintonizar rápido’ ayuda mucho, pues no permite tener claridad de aquello que estamos sintiendo como organización y como grupo humano. Además de ser honestos en nuestros sentimientos, hay dos aspectos importantes en este punto:
Aspecto cognitivo: Se refiere a la capacidad de procesar datos: ¿qué acciones se tienen que hacer? ¿qué equipos se deben formar?
Aspecto emocional: Es la capacidad de procesar nuestras emociones, aceptándolas –primero- para luego aceptar la realidad. Llegar a entender de que una crisis es “un suceso más” en nuestras vidas que traerá un aprendizaje y que también podemos capitalizar, adaptar y convertirlo en herramienta.
Las crisis sacan a relucir la esencia de las personas y con ello salen a la luz nuestros valores; es importante detenernos y preguntarnos si son los mismos valores que nos han estado acompañando a lo largo de nuestra vida.
- Analizar y gestionar, recursos, personas, y canales de comunicación
Este tipo de episodios requieren de ciertas competencias como la adaptabilidad, la empatía, la confianza y la persuasión. Si bien, no todos las desarrollamos, identifica a las personas que te acompañaran, cada una es un recurso humano valioso.
Un punto importante en este proceso es el papel que juega la calma. Un líder que transmite calma, también transmite seguridad y claridad, habilidades necesarias en medio del caos y la incertidumbre. Todo ello debe estar basado en un buen canal de comunicación y siempre “estar presente”.
Los líderes que manejan sus emociones de manera adecuada, tomarán las mejores decisiones.
- Accionar
Elaborar un plan de acción significa “me estoy haciendo cargo”, además de mantener al equipo alineado e identificado con el propósito, hace que haya claridad y surja el aprendizaje del mismo. Para ello, es necesario hacer un seguimiento “paso a paso”, siempre respaldando a cada persona que cumple responsabilidades en el camino.
Las situaciones de crisis llegan para demostrarnos que somos seres vulnerables y que no podemos tenerlo todo bajo control. Debemos de ver siempre más allá de lo que puede –y quieren- ver nuestros ojos y, sobre todo, saber entrenarnos en el cambio.
Siendo conscientes de nuestras habilidades y poniéndolas en práctica, seremos capaces de darle vuelta a cualquier situación complicada que se nos presente, siendo fiel a nuestros valores y recordando siempre nuestro propósito. Ahora nos toca haciéndonos cargo de lo más valioso: la vida, porque con ella todo lo podemos.